Noviembre es el mes cuando conmemoramos 2 años de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, realizada en México del 21 al 28 de noviembre de 2021, de manera híbrida: virtual y presencial.

Cabe recordar que la Asamblea constó de tres grandes momentos: escucha, discernimiento y encuentro, por lo que no solo fue un evento aislado, sino el resultado de un trabajo procesual, inspirado por el Sínodo amazónico y, por supuesto, sustentado en el legado de la V Conferencia General del Episcopado en Aparecida (2007).

De este modo, clero, vida religiosa y laicado dieron forma a procesos sinodales en distintos niveles de la Iglesia: diocesano, nacional y continental, que sirvieron de base al actual Sínodo de la sinodalidad.

Por ello, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), a través de un Comité ampliado integrado por referentes de las 22 conferencias episcopales, instancias eclesiales y de diversas vocaciones han preparado un subsidio litúrgico y otro de peticiones para conmemorar.

Ambos textos se encuentran disponibles en la página web www.celam.org y en www.asambleaeclesial.lat y podrán descargarse gratuitamente. Están disponibles en español, portugués, inglés y francés.

La invitación, muy especial, a los sacerdotes y obispos a descargar estos insumos para que puedan usarlos en la Santa Eucaristía del mes de noviembre y pedir por estos dos años de camino sinodal.

SUBSIDIO LITÚRGICO

PETICIONES

¿Qué dijo la Asamblea Eclesial sobre la Eucaristía?

En el texto de reflexiones y propuestas pastorales de la Asamblea Eclesial en el Nro. 287, referido a la “Dimensión espiritual, litúrgica y sacramental, plantea que “El Concilio Vaticano II afirma que, a través de la Liturgia, cumbre y fuente de la vida cristiana, “sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y, se obtiene con la máxima eficacia, aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin” (SC 10)”.

De tal forma, la Asamblea favoreció el desarrollo de diversos espacios celebrativos, invitando al encuentro personal con Jesús, como las lecturas orantes de la Palabra de Dios, las celebraciones de la Eucaristía, la adoración al Santísimo Sacramento y el rezo del Rosario acompañaron todo el proceso de la Asamblea.

Desde la Asamblea Eclesial se ha invitado a “valorar y promover la importancia de la participación regular en la Eucaristía y en la Celebración de la Palabra de Dios en las comunidades eclesiales” de manera creativa, inculturada.

Sobre todo se ha invitado a “desarrollar el asombro contemplativo ante el misterio de Dios y de lo sagrado, la formación en la participación y el simbolismo litúrgicos de todo el pueblo cristiano y el cultivo del arte de celebrar –ars celebrandi– según la reciente Carta Desiderio desideravi del Papa Francisco” (Nro. 293).

¿Qué plantea el Sínodo 2021-2024 sobre la Eucaristía?

En la Relación de la Síntesis, surgida de la primera etapa (y que no es un documento conclusivo), sino que se discernirá en todas las jurisdicciones eclesiales del mundo hasta octubre de 2024, “la celebración de la Eucaristía, sobre todo la dominical, es la primera y fundamental forma que el Santo Pueblo de Dios tiene para reunirse y encontrarse”.
Y en los casos, donde “ésta no es posible, la comunidad, sin dejar de desear, se reúne en torno a la celebración de la Palabra”.

Los padres y madres sinodales han planteado que “en la Eucaristía celebramos un misterio de gracia del que no somos los creadores, llamándonos a participar en su Cuerpo y en Sangre, el Señor nos hace un solo cuerpo entre nosotros y con Él”.

A partir de la utilización que “hace Pablo de la palabra koinonia (cfr. 1Cor 20,16-17), la tradición cristiana ha reservado la palabra “comunión” para indicar a un tiempo la plena participación en la Eucaristía y la naturaleza de la relación entre los fieles y entre las Iglesias”.

Desde la Eucaristía “aprendemos a articular unidad y diversidad: unidad de la Iglesia y multiplicidad de las comunidades cristianas; unidad del misterio sacramental y variedad de las tradiciones litúrgicas; unidad de la celebración y diversidad de las vocaciones, de los carismas y de los ministerios”.

“Nada muestra mejor que la Eucaristía que la armonía creada por el Espíritu no es uniformidad y que todo don eclesial está destinado a la edificación común”, acotan.

Fuente: ADN Celam

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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