Lo afirmó el Papa Francisco en su penúltima catequesis sobre la oración, durante la audiencia general celebrada en el Patio de San Dámaso. El Papa se refirió a la perseverancia en la oración, que debe ser como “el fuego sagrado que arda en nosotros sin cesar”. Y recordó que pasado mañana se celebrará la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. De ahí su invitación a pedir al Señor “que haga nuestros corazones semejantes al suyo”

El Papa Francisco celebró esta mañana a las 9.30, en el Patio de San Dámaso, su tradicional audiencia semanal en un lugar que le permite tener, al menos, algún tipo de contacto con los fieles y peregrinos que, en número reducido a causa de las medidas adoptadas por la pandemia, acuden a este encuentro para escuchar su catequesis de los miércoles y recibir su bendición apostólica.

El Santo Padre propuso la penúltima catequesis sobre la oración, y abordó el tema del perseverar en el amor, es decir, ser perseverantes al rezar. Una invitación, dijo, que también es un mandamiento que nos viene de la Sagrada Escritura.

Necesitamos la oración como el aire que respiramos

“‘Orar constantemente’ es una invitación, más aún, una exhortación que nos hace la Sagrada Escritura. Pero, ¿cómo es posible rezar sin interrupción? Esta fue la búsqueda del Peregrino ruso, que descubrió la oración del corazón, una oración breve que consiste en repetir, al ritmo de la respiración y durante toda la jornada: ‘Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador’”

Tras afirmar que “en la vida necesitamos tanto de la oración como del aire que respiramos”, Francisco se refirió a la historia de la espiritualidad en la que diversos autores insisten en la necesidad de una oración perseverante y continua, “que sea el centro de la existencia cristiana, el pentagrama donde se apoye la melodía de nuestra vida, el fuego sagrado que arda en nosotros sin cesar y que nada lo pueda apagar”.

Que nuestra oración no nos aleje de la realidad

El Papa Francisco añadió textualmente mientras resumía su catequesis en nuestro idioma:

“Vivir estos principios no es fácil. Pero estamos llamados a hacerlos vida manteniendo el equilibrio entre trabajo y oración, es decir, intentando que el trabajo no nos absorba hasta el punto de no encontrar tiempo para orar y, por otra parte, estando atentos a que nuestra oración no se convierta en un espiritualismo, que nos aleje del contacto con la realidad”

“En definitiva – concluyó – la circularidad entre fe, vida y oración mantiene encendido en nosotros el fuego del amor: los tiempos dedicados a estar con Dios reavivan nuestra fe, y esto se traduce en nuestra vida concreta”.

 “Invito a cada uno de ustedes a mirar con confianza al Sagrado Corazón de Jesús y a repetir con frecuencia, especialmente durante este mes de junio: ‘Jesús, manso y humilde de corazón, transforma nuestros corazones y enséñanos a amar a Dios y al prójimo con generosidad’”

Por último, como es costumbre, el pensamiento del Papa se dirigió a los ancianos, a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, a quienes les dijo: “Que el Corazón de Cristo, fuente del amor que redimió al mundo, los acompañe y sostenga siempre. A todos mi bendición”.

Fuente Vatican News.

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *