Solemne Celebración del TE DEUM

En el marco de los 210 años de Independencia patria y 451º años de fundación de la ciudad de Villarrica del Espíritu Santo.

Recuerdo que hace tres años en septiembre de 2018 en mi instalación como
obispo de la diócesis de Villarrica el Espíritu Santo he dicho lo siguiente: vengo
a esta tierra llena de historia, “rica en hombres sanos de alma y corazón”, de
mujeres heroicas, de grandes poetas y músicos, de intelectuales brillantes, de
políticos y educadores de gran talla moral, para caminar con este pueblo de fe
sencilla y profunda, con la brújula del Evangelio y con la confianza en la
misericordia de Dios. Y cada vez estoy más convencido de que esta ciudad
Villarrica, hidalga y andariega, que cumple 451 años de su fundación, ha sido
fundada sobre los pilares del Espíritu Santo. En un domingo de Pentecostés.

Es el Espíritu Santo el que funda a la iglesia, para que exista en sus inicios sea
pregonera de la buena nueva. Pregonera en los apóstoles que con valentía han
llevado el mensaje cristiano en todas partes. La Iglesia también ha sido en
cierto sentido andariega, para que la semilla del verbo fuera cultivada en los
distintos surcos en todas partes del mundo. Y así en estas tierras el surco has
ido muy fértil. Para crecer el cristianismo.

Es también tierra que ha generado santos, testigos del amor de Dios, como el
ejemplo de la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, que nació, vivió y
creció en medio de este pueblo. El Siervo de Dios, P. Julio César Duarte
Ortellado, nacido en Caazapá, que has sido párroco de la iglesia catedral en el
año 1943 y que han reflejado en su vida la alegría desbordante de seguir al
Señor, renunciando a sí mismos, asumiendo su cruz, entregando su vida por
la Buena Noticia y confiando plenamente en la promesa del Maestro de que
ese es el camino de la vida plena y de la salvación.

La identidad religiosa más profunda del Guaira es fruto de la evangelización
con el carisma franciscano. La población de Itape, tuvo su origen como
reducción indígena a cargo de los misioneros franciscanos en tiempos de la
colonización española hace más de 350 años. La identidad franciscana se
caracteriza por la humildad, la mansedumbre y el amor oblativo hacia el
prójimo, con aliento y espíritu profético. Muchos misioneros han dado la su vida,
han regado estas tierras con su propia sangre, para que la buena semilla pueda
fructificar buenos frutos, hombres y mujeres, que se han convertido al
cristianismo.

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros
sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”. (San Juan 15, 9-15). En este
tiempo en que vivimos de grandes aflicciones por la turbulencia de la pandemia,
que ha costado y sigue costando vidas humanas, ha sido también un escenario
de solidaridad, de abnegación y valor, para cuidar, sostener y valorar al prójimo
necesitado. Diariamente vemos ejemplos de personas que acuden a llamado
de las personas vulnerables, personas instituciones que ponen todo así para
testimoniar la fraternidad la necesaria en estos tiempos.

Nuestros centros asistenciales y hospitales, están saturados de personas
contagiadas por el coronavirus, situación de una gran emergencia sanitaria en
todo el país. En esta ceremonia también oramos muy especialmente por todos
los fallecidos por la pandemia. Esta emergencia requiere de todos nosotros
priorizar y cerrar filar en cooperación mutua para enfrentar el monstruo del
virus, tan pequeño e invisible que pone de rodillas a la humanidad. En medio
de esta tragedia, pedimos a Dios Todopoderoso, que sea nuestra fortaleza y
que guardemos sus mandamientos para permanecer en El. Para que podamos
crecer y permanecer en la concordia, en un único corazón. En latido de
nuestros corazones debe inspirarse en aquel latido del corazón misericordioso
de Dios. Permanecer unidos en el único corazón.

Esto es un tiempo para renunciar a los propios intereses para invertir todos los
esfuerzos en un trabajo mancomunado por el bien común. Evitar roturas de
discordias que dividen y debilitan la convivencia social y comunitaria.
Lastimosamente algunos corazones mezquinos buscan solamente sus propios
beneficios. Sabemos que el virus de la corrupción y de las ambiciones
personales o grupales pueden ser más destructivos y fatales que el mismo virus
de la pandemia.

Agradecidos a Dios, con la fe puesta en Cristo, que nos acompaña y nos
fortalece. A ti, oh Dios, te alabamos, te reconocemos. A ti, eterno Padre, te
venera toda la creación. Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te
honran. Los querubines y serafines te cantan sin cesar.

Invocamos al titular de nuestra Diócesis y Ciudad de Villarrica, el Espíritu
Santo, cuya novena comenzamos hoy, para que nos infunda de sus dones,
principalmente el don de la caridad, del amor, para que podamos remar juntos
la barca que se nos confía, en el campo y la ciudad, en las responsabilidades
que tengamos, orientando nuestro rumbo hacia en bienestar de todos,
privilegiando a los pobres, necesitados y enfermos. También pedimos la
intercesión de Chiquitunga, primera Beata de nuestra Diócesis de Villarrica y
del país y del P. Julio Cesar Ortellado, promovido a Siervo de Dios.

Hoy también alzamos el pabellón patrio en el día de su Independencia
Nacional, 210º aniversario de vida libre y soberana. Que Dios nos conceda
seguir los sueños de una patria libre, que no tenga hijos desgraciados ni amos
insaciados que usurpan sus bienes (Carlos Miguel Giménez).

Sueño en una patria sin hambre ni penas, ni odiosas cadenas que empañen su
honor, donde el bien impere sin sangre ni luto, bajo su impoluto manto tricolor.

14 de mayo 2021
+Adalberto Martínez Flores, Obispo de Villarrica

Te Deum Villarrica 2021

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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