Queridas maestras, apreciados maestros,
Hermanas y hermanos en el Señor, el Maestro:
Les saludo con las expresiones de mi admiración, gratitud y reconocimiento en este día del maestro en el Paraguay por su valioso servicio a la educación y la formación de los niños, jóvenes y adultos de nuestra patria.
La labor docente siempre ha significado abnegación y sacrificio. La vocación docente es una expresión de servicio, de generosidad y entrega al prójimo.
En este contexto de pandemia, las exigencias para el cumplimiento de su trabajo se han multiplicado, sacrificando horas de descanso o de compartir con su familia, para atender las necesidades de aprendizaje de los estudiantes que han sido puestos bajo su guía.
Rescatamos muy especialmente hoy, la memoria de aquellos maestros y maestras, que han sido parte de nuestras vidas y que han sembrado en los surcos de la patria la simiente del saber, germinando los ricos y excelentes frutos en nuestra cultura. Han sido ingentes atletas del saber que han transmitido las luminosas antorchas del conocimiento a las generaciones futuras.
Les animo y les aliento para que, a pesar de todas las dificultades, sigan siendo dadores de vida y constructores de esperanza forjando, por medio de la educación, el futuro de las nuevas generaciones como ciudadanos íntegros al servicio del Paraguay que queremos y soñamos. Que Jesús el Señor, que es Camino, Verdad y Vida sea la aspiración y el derrotero de su vocación.
Al reiterarles mis saludos y mi reconocimiento este día muy especial, les dejo estas palabras del Papa Francisco: “La educación es generadora de esperanza. De hecho, la educación es un dar a luz, es un hacer crecer, si se sitúa en la dinámica del dar la vida. Y la vida que nace es la fuente más fecunda de la que brota la esperanza, una vida siempre en búsqueda de la belleza, de la bondad, de la verdad y de la comunión con los demás para un crecimiento común (…) el verdadero educador es como un padre y una madre que transmiten una vida capaz de un futuro”.
Muchos maestros y maestras han fallecido como consecuencia del COVID. Nuestro reconocimiento póstumo a su labor y nuestras oraciones para que el Señor les acoja en su gloria y dé consuelo y fortaleza a sus familias y seres queridos.
Rogamos a la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, Chiquitunga, quien ejerció la vocación de maestra, que interceda por ustedes, y los suyos.
Que el Señor les bendiga, les acompañe y les fortalezca en su sagrada misión.
¡Feliz día!
Villarrica, 30 de abril de 2021.