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Queridos hermanos, jóvenes desde los distintos puntos de nuestro querido Paraguay, muy buenas noches.
Hoy, a los pies de la Virgen de Caacupé, madre de los jóvenes y de todos los paraguayos, en comunión con todos ustedes, en esta gran fiesta de fe, de alegría y esperanza traemos ante este hogar nuestro más profundo anhelos y deseos de nuestra nación. Y al mismo tiempo testimoniar nuestro compromiso como jóvenes cristianos y paraguayos.

Los jóvenes hoy oramos por la vida, la familia, por la sociedad, el trabajo, por los jóvenes que están inmersos en las adicciones, por las vocaciones, por la liberación de los secuestrados, y por un país mejor construido con valores cristianos, por el fin de la pandemia y por todos los jóvenes del Paraguay, para que la fe no decaiga ni las ganas de ayudar al que necesita, de mantener encendido el fuego del inmenso amor que Dios ha puesto en nuestros corazones. Por la salud de todas familias paraguayas, de los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas.

Oramos, para que más personas se acerquen a conocer a Cristo Jesús y vean cuán grande es su amor por nosotros, que puedan ser sal y luz para las personas que necesitan y no conocen la palabra de Dios. Por qué creemos en un Dios de profunda e infinita misericordia que por medio de la oración nos permite estar más cerca de Él.
Rezamos, por el Papa Francisco para siga guiando a la Iglesia con sabiduría y fortaleza.

Damos gracias a Dios, por la salud, por darnos la posibilidad de estar al servicio de los demás. Porque nos ha unido más en la familia y aprendimos a valorar más nuestra vida, la libertad y las personas que nos rodean, a reinventarnos, a mirar a los otros como hermanos. Porque de todo lo acontecido Dios siempre nos regala algo, que es necesario abrir los ojos y el corazón. Por todo lo que tenemos y porque a pesar de todos los momentos críticos, el Señor nunca nos abandonó y gracias a Él recibimos tantas bendiciones. Y a nuestra Madre María Santísima que nos guía y nos protege en todo momento.

Damos a gracias a los personales de blanco por su incansable trabajo que vienen realizando para hacer frente a la crisis sanitaria, poniendo en riesgo hasta sus propias vidas.
Agradecemos a los Bomberos y jóvenes valientes que, durante todo este tiempo de pandemia, estuvieron ayudando de forma caritativa, en el sosteniendo de las ollas populares, preparando y distribuyendo kits de alimentos, apoyando a otros jóvenes en situaciones de gran vulnerabilidad y ayudando para frenar incendios forestales.

Como jóvenes soñamos en servir siempre a Dios y cumplir nuestra misión de ayudar al prójimo, compartir con los amigos, ser felices en medio de tantas imperfecciones, con esperanza de animar a otros jóvenes a que encuentren su vocación y no tengan miedo a seguirla. Vivir la Civilización del Amor, que en la sociedad no haya discriminación, que tengamos memoria de las injusticias ocurridas y que ocurren actualmente a fin de que no se repitan, que nuestra sociedad tome conciencia de que todos debemos ayudarnos, cada uno en la medida de sus posibilidades, pero ayudarnos.
Anhelamos un país con mayores oportunidades de trabajo, educación y protagonismo.
Nuestra esperanza es que en cada corazón se infunda el fuego del amor de Jesús y María, para que podamos llegar a miles de jóvenes que no conocen el amor de Dios y que un día sean parte de esta gran familia de jóvenes seguidores de Cristo.

Soñamos con una Iglesia que acompaña, que escucha y que camina con los jóvenes y los más necesitados, tal como nos enseña Jesús con los discípulos en el camino de Emaús.
Pedimos a nuestras autoridades que prioricen la atención en la salud pública, la asistencia a las personas más vulnerables, a velar por el cuidado de los niños y jóvenes frente a las ideologías que se buscan imponer en la educación paraguaya, la soberanía energética, en el uso correcto y transparente de los recursos a favor del bien común.

Llamamos a la toma de conciencia en el cuidado del medio ambiente, fomentando una cultura de cuidado integral de la casa común.
Pedimos a todas las personas que habitan este país a que nos cuidemos mutuamente para que pronto podamos salir todos juntos y ganar esta batalla contra el Coronavirus.

Nos comprometemos, a ser testigos de otros jóvenes ya sea en su formación como líderes en su grupo, movimiento o en su parroquia, a inculcarles que el seguir a Jesús cambia y da sentido a nuestra vida. Defender la vida y la dignidad de todo ser humano. A no dejar solo a los que necesitan de nosotros. A formarnos más, acompañar a otros jóvenes en su formación como cristianos. A seguir aprendiendo más de la palabra y a llevarla a quienes lo necesitan y quieran conocer al Señor, ser ejemplo de amor, misericordia, solidaridad y empatía, a construir esos sueños y esperanzas y a ser humildes, sencillos y obedientes como María viendo el rostro de Dios en el prójimo, viviendo una verdadera comunión.

¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga, nos ponga bajo la luz de su rostro!

Manifiesto 2020

Pastoral de Juventud del Paraguay
Sábado 28 de noviembre del 2020
XXIII Peregrinación Nacional de Jóvenes

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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