PARA QUE PUEDAS CONTAR Y GRABAR EN LA MEMORIA (CF. EX 10,2)

La palabra hace al ser humano, y cuando es compartida es la esencia de la comunidad y de la comunión, es también la identidad de la persona humana, a imagen y semejanza de Dios: “Al principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. (Jn 1,1).

Fiel a su estilo, en esta Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales, el Santo Padre nos entrega un mensaje que nos lleva a la esencia del evangelio: la centralidad de la palabra compartida, que construye relatos, que narra historias de amor, de sacrificio, de heroísmos, de donación generosa al servicio de causas justas.

Las historias de las personas y de las comunidades nos muestran que somos parte de un tejido vivo y nos revela el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros. Dicho de otra manera, narrar historias es conectar las raíces con el follaje del árbol de la vida.

En este tiempo de pandemia, que nos obliga a revisarnos y a repensarnos desde el aislamiento con el tejido de nuestra familia extendida, y sobre todo, en no pocos casos, de nuestros afectos más profundos que son nuestros padres y abuelos, es una gran oportunidad para valorar el sentido de la palabra y de la narración de sus historias, que nos conectan con nuestras raíces, fortalecen nuestra identidad, quiénes somos,  y nos proyectan hacia el futuro, con gratitud, pues reverdecen el follaje de nuestras esperanzas, de nuestros sueños, de nuestros proyectos y metas en la vida.

El Narrador por excelencia, Jesucristo, nos muestra el camino: “Yo no hago nada por mi propia cuenta; solamente enseño lo que aprendí del Padre. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.” (Jn 8,28-29).

En efecto, el Papa Francisco subraya que los relatos, las narraciones, las historias inspiradoras nos enseñan, plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos ayudan a entender y a decir quiénes somos. Jesús lo proclama: “reconocerán que yo soy (…) solamente enseño lo que aprendí del Padre.” (Jn 8,28). Abramos el corazón a la Palabra que nos relata El Corazón misericordioso del Padre, y seamos a la vez relatores y transmisores de este gran amor que se ha derramado en nosotros, de la buena y esperanzadora noticia: Jesús resucitó, subió a los cielos y está entre nosotros.

Esta es una oportunidad para reconocer, valorar y escuchar a nuestros padres y abuelos, a los adultos mayores, a los ancianos de nuestra familia y de nuestra comunidad; respetarlos, acompañarlos y cuidarlos. Ellos son una fuente inagotable de sabiduría, de la cual debemos nutrir lo que somos y lo que hacemos. En este contexto de pandemia, más que nunca, ellos necesitan nuestra cercanía, ternura y afecto. Es justo y necesario tomar conciencia de ello y actuar en consecuencia.

Es importante comprender que las palabras, las historias, los relatos tienen un gran poder para inspirar. Por ello es de extrema necesidad cuidar y cultivar palabras e historias que construyen, que edifican, que son fuente para exponer la verdad, la bondad y la belleza ¡Cuántas palabras, historias y relatos, hechos con descuido y malicia pueden ejercer efectos devastadores sobre la vida de las personas y de las comunidades!

La propia vida es una historia, es un relato de lo que uno es. La narración, el relato, puede ser incompleto e, incluso, contradictorio, si no es un todo coherente con lo que somos y hacemos. Por ello, nuestro testimonio de vida, nuestras acciones, nuestros gestos son la fuente de comunicación más poderosa e influyente.

El mensaje del Papa Francisco para esta 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales va dirigido a todos. Nadie está exento de ser un comunicador, un narrador, un relator de buenas historias, que nos lleven a ser sal y luz para al mundo, como nos pide el evangelio.

María Auxiliadora, nuestra santísima madre se constituye también en aquella que nos narra con su vida, palabra y testimonio, las grandes maravillas que Dios, ha hecho en ella, nos acompañe y nos enseñe en este propósito. Dar gracias y narrar a los demás las grandes cosas que Dios ha hecho en nuestra vida.

+ Adalberto Martínez Flores,

Obispo de Villarrica

Administrador Apostólico de las FF.AA. y la Policía Nacional.

Presidente de la CEP.

En este link podes descargar el mensaje del Papa Francisco.

https://drive.google.com/…/1dRULpP6T8AQbiQGI6lIIN7GFn…/view…

Aquí puedes acceder al Mensaje del Mons. Amancio Benítez, con motivo de la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2020.

https://www.youtube.com/watch?v=ovftgEgRoTE&feature=youtu.be

 

 

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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