Monseñor Adalberto Martínez Flores, Obispo de Villarrica, Administrador Apostólico de las FF.AA y Policía Nacional y Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, al inicio de la Asamblea número 223 de los Obispos del Paraguay dirigió un mensaje a los demás Obispos participantes de la Asamblea. A continuación compartimos el contenido completo de su discurso.

223ª ASAMBLEA PLENARIA ORDINARIA DE LA CEP

Apreciados hermanos en el episcopado,

Estimados miembros de la Presidencia de la CONFERPAR:

En el nombre del Señor e invocando la luz y la guía del Espíritu Santo, iniciamos nuestra 223ª Asamblea Plenaria Ordinaria.

En primer lugar, permítanme agradecer vivamente su solidaridad, su cercanía espiritual y sus oraciones por el fallecimiento de mi madre. He sentido sus muestras de amistad y fraternidad. De corazón, ¡Gracias!

Este es un momento propicio para dar gracias a Dios y alabarlo por las bendiciones recibidas en un año que ha sido particularmente intenso en nuestro caminar como Iglesia en el Paraguay, acompañando a nuestro pueblo desde nuestra misión evangelizadora.

El próximo 30 de noviembre, con la peregrinación de los jóvenes a Caacupé, estaremos clausurando el Trienio de la Juventud. Fue un tiempo de gracia que ya ha comenzado a dar sus frutos en cuanto a la toma de conciencia de los desafíos que plantean los jóvenes a la acción pastoral de la Iglesia, abriendo nuevos senderos para un acompañamiento más cercano, atendiendo sus necesidades, así como sus sueños y esperanzas para ser buenos ciudadanos y auténticos discípulos misioneros de Jesucristo, para impulsar una Iglesia en salida, al servicio de una nueva sociedad, forjada desde los valores del Evangelio.

En ese propósito, los Obispos, y los ministros ordenados, debemos estar atentos, con apertura y actitud de escucha, al aporte de los fieles laicos, varones y mujeres, en general, y de los jóvenes, en particular. Estamos invitados a transitar hacia una Iglesia sinodal.

El Papa Francisco, con su ejemplo, nos anima a ser una Iglesia de puertas abiertas, misericordiosa, que no teme salir a las periferias para llegar con la propuesta del Reino de Dios a todos, en especial a los pequeños, a los excluidos, a los que sufren. En el corazón del Evangelio están los pobres.

En este sentido, ha sido paradigmático el Sínodo para la Amazonía, que concluyó recientemente, y que nos invita a la conversión integral, la conversión pastoral, la conversión cultural, la conversión ecológica y la conversión sinodal.

Como Pastores de esta Iglesia particular que peregrina en el Paraguay, acompañamos el sueño del Santo Padre de ser una Iglesia misionera, capaz de escuchar y acompañar el clamor de los pobres, que elevan su grito por una vida digna y plena, desde nuestras estructuras y prioridades pastorales, con todos los medios a nuestro alcance.

La Palabra de Dios es la fuente, a el medio y el instrumento privilegiado para el servicio pastoral a nuestro pueblo. Por ello, todas las  acciones de la Iglesia en el año 2020 estarán orientadas e

impulsadas por la Palabra de Dios. La medida  de la fecundidad de nuestro servicio estará dada por nuestra capacidad de escucha para dejarnos iluminar por la Palabra hecha carne.

En esta Asamblea tomaremos decisiones importantes para la vida de la Iglesia. Con humildad, decimos: Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Queremos ser instrumentos dóciles del Espíritu Santo. Pedimos la oración de nuestro pueblo: recen por nosotros.

Encomendamos nuestra Asamblea a la protección de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia.

Emaús, Luque, 4 de noviembre de 2019.

+ Adalberto Martínez Flores, Obispo de Villarrica y Administrador Apostólico de las FF.AA. y la Policía Nacional.

 

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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