Esta tarde recibimos la triste noticia de que algunos agentes de seguridad fueron heridos y  que el Comisario Félix Ferrari, quien prestaba servicio como Sub jefe de la Comisaría 1ª, Metropolitana, fue muerto. Con estupor y preocupación advertimos que la seguridad está siendo avasallada en nuestro país.

A los familiares, camaradas y amigos del Comisario Félix Ferrari, les extendemos nuestro profundo pesar en este difícil trance, pidiendo a Dios todopoderoso su fortaleza.

Comprometemos nuestras oraciones para que el Comisario Félix sea acogido en la morada final.

Lamentamos la muerte de un servidor de la patria que supo enarbolar dignamente la insignia de la Policía Nacional por la seguridad de nuestra nación.

Este violento acontecimiento es síntoma de la fragilidad institucional, sobre todo de las que están vinculadas al orden y a la seguridad, y por otro lado, es una oportunidad de replantear la estrategia y modelo del sistema penitenciario y de seguridad en nuestro país.

Nos preocupa la extrema violencia que ocasiona el permanente acecho del narcotráfico, no solamente en las zonas fronterizas, sino también en nuestra ciudad capital.

Lo sucedido no es un hecho aislado, sino más bien hechos concatenados de sangrientas beligerancias de narcos y predecibles como en este caso transportando presos con alto grado de peligrosidad vinculados a las drogas e ilícitos.

Lo predecible debe ser prevenible con los servicios de alta inteligencia.

Sin duda, la seguridad es una urgencia que debe ser atendida, enfrentada con la máxima celeridad y eficiencia para evitar mayores tragedias y derramamientos de sangre.

También es oportuna la ocasión para interpelar a las autoridades sobre la cobertura de seguridad que se les ofrece a los miembros de la Policía Nacional y funcionarios de penitenciarías.

En los últimos tiempos hemos sido testigos de la incesante inseguridad que pone en vilo a las personas de bien.

Esta inseguridad traducida en muertes, robos y violencia socavó en esta ocasión el propio cuerpo de la Policía Nacional.

Exhortamos a las autoridades a actuar con inteligencia y destreza para recapturar al prófugo y a los delincuentes cómplices de la emboscada y devolver la seguridad y tranquilidad a mucha gente que sufre los embates de esta crítica situación.

Nos encomendamos al Señor Todopoderoso y a Santa Rosa de Lima, Patrona de la Policía, para que interceda por todos nosotros y por tanta gente que sufren día a día los hechos de inseguridad.

Asunción, 11 de setiembre de 2019

OFICINA DE PRENSA DE LA CEP

 

 

 

 

Por CEP

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