Queridos jóvenes del Paraguay:
Así como Jesucristo tiene una mirada de predilección especial hacia el joven. Recordando a aquel joven que había preguntado ¿Qué puedo hacer para alcanzar el reino de Dios?, y Jesús le había dicho: Cumple los mandamientos de Dios y el joven le respondió: Pero, yo ya los he cumplido. Jesucristo se volvió y le dijo: Entonces, deja todo, ven y sígueme. Aquel joven no se animó a dejar todo. Quedó atado a los bienes de esta tierra, pero los discípulos jóvenes de Jesús dejaron todo como había dicho Pedro:
Señor, nosotros hemos dejado todo para seguirte ¿Qué vamos a recibir?, y mira lo que Jesús le dice. Hoy también a ti joven, Jesús te dice: Ustedes que dejaron todo por mí, por mi nombre, por mi causa, por el reino de Dios; en esta tierra, recibirán todo lo que les haga falta y en el cielo, el nombre de ustedes será escrito.
Jóvenes, que bueno es partir siempre de Jesucristo. Él en este año les dice “Permanezcan en mi amor” como yo permanezco en el amor hacia ustedes. Lo único que vale es esta relación de amor. La comunión de vida. La actitud de entrega de lo mejor que uno puede dar que es el corazón.
Jesús entrega su corazón para que tú puedas aprender a amar, a servir a Jesús y puedas caminar con él y ser un gran constructor de su reino, este reino de Dios se construye con el amor. Ese amor es misericordia, es reconciliación, es cercanía, es hermandad, es amistad; es como dice el Papa: “la cultura del encuentro”.
Así tu vida, joven; tu fuerza, tu energía construye el reino de Dios. Por eso, termino diciéndote: Que seas un gran discípulo de Jesús, un gran misionero que transforme la Iglesia y de esa forma puedas transformar, desde tu amor, profesión y vocación, también la sociedad.
Un abrazo en nombre de Cristo, Jesús y en nombre de los obispos del Paraguay.
Asunción, 21 de setiembre de 2018.
OFICINA DE COMUNICACIONES Y PRENSA CEP