Como Obispos de la Iglesia Católica en el Paraguay compartimos con toda la ciudadanía la indignación y el dolor por cada caso de abuso y por cada persona lastimada y vulnerada en su dignidad. Además, nos llena de vergüenza cuando estos crímenes y pecados son realizados por católicos y dentro de las instituciones de la Iglesia, en particular por aquellos que ejercen el ministerio ordenado en la Iglesia, por personas consagradas, o personas de confianza que colaboran o trabajan en instituciones de la Iglesia. Nos duele y conmueve  cada caso, y no queremos que estos hechos sigan ocurriendo en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad;  ni uno solo.

 

En medio de estos hechos dolorosos y vergonzosos, damos gracias a Dios por la conducción del Papa Francisco, que continuando la labor de los Papas anteriores, con mucha humildad y firmeza, ha manifestado tan claramente su postura en relación con los abusos en su última Carta al Pueblo de Dios, de fecha 20 de agosto de 2018.

 

Con el mismo espíritu, reiteramos:

 

  1. Que la CEP está firmemente comprometida con la protección de los menores y de las personas vulnerables, como lo ha manifestado con los Protocolos para la investigación de denuncias sobre abuso sexual de menores y de prevención de abusos sexuales contra menores.
  2. Que no toleraremos abusos ni faltas graves contra la moral, y que los casos comprobados serán sancionados conforme al derecho canónico, sin excluir la dimisión del estado clerical y la expulsión.
  3. Que para una responsable y efectiva acción a favor de las víctimas, los casos deben ser debidamente documentados y procesados conforme a las normas eclesiásticas.
  4. Que los delitos deben ser denunciados ante las autoridades nacionales y que no se debe impedir de ninguna forma la aplicación de las leyes nacionales.
  5. Que como Pastores estamos siempre dispuestos a acoger, escuchar y ayudar a todos aquellos que presenten responsablemente una denuncia de abuso. Comprometemos nuestra cooperación en la búsqueda de justicia y en la medida de lo posible, en la reparación del daño moral y en  el proceso de sanación.
  6. Que se están aplicando estas normas y criterios, como en el caso actual de un sacerdote redentorista en la Diócesis de Encarnación, y que se seguirán aplicando.
  7. Que las acciones y decisiones de la justicia nacional son totalmente independientes de la Iglesia, debiendo las instancias responsables del Poder Judicial, juzgar los delitos y aplicar las sentencias conforme a las leyes nacionales.

 

Invitamos a todo el pueblo en el compromiso de promover una cultura de la vida, de la protección, de la transparencia, de un verdadero respeto y cuidado mutuo.   Invitamos a todos los creyentes a unirse en oración por la sanación de esas terribles heridas en nuestra sociedad y nuestra Iglesia.   Pedimos también oraciones por nosotros, para que seamos pastores con discernimiento y coraje.

 

27 de agosto de 2018

Obispos del Paraguay.

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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