En la memoria de Santa María Reina – Encarnación, 22 de agosto de 2018
Muy queridos fieles:
“Si un miembro sufre, todos sufren con él” (1 Corintios 12, 26).
El Papa Francisco, con estas palabras, inicia su Carta al Pueblo de Dios del 20 de agosto
pasado, una carta muy firme y clara, sobre los casos de abuso en la Iglesia. Sus palabras, el espíritu
que lo mueve y la acción que compromete a toda la Iglesia en la acogida, acompañamiento y
defensa de las víctimas de abuso es una orientación precisa que asumimos plenamente.
El Papa nos dice en su carta: “Estas palabras de san Pablo resuenan con fuerza en mi
corazón al constatar una vez más el sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos
sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas
consagradas. Un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las
víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes”.
Este sentir y actuar quiero que sea siempre el mío, y pido al Señor que me dé fortaleza y sabiduría
para actuar con verdad y justicia en todo momento.
Ayer, 21 de agosto de 2018, después de dos años de un largo proceso de investigación, la
Justicia Penal de nuestro país se expidió en relación con una acusación de abuso que incrimina al
Padre Félix Miranda, de la Congregación Redentorista. El proceso y la sentencia son atribución del
sistema de justicia en lo civil penal, excediendo la jurisdicción de la Iglesia. La situación eclesial del
Padre Félix Miranda es que sigue suspendido del ministerio. El proceso siguiente a nivel
eclesiástico, es competencia de la Congregación Redentorista.
Como Pastor de la Iglesia quiero manifestar que de mi parte he colaborado desde el inicio
con la víctima y con su familia, recibiendo la denuncia y su pedido de justicia, y que he actuado con
transparencia para encaminar las medidas cautelares de protección y la investigación, de manera a
no impedir en ninguna forma la acción judicial. Agradezco a la Congregación Redentorista que
actuó también desde el inicio con celeridad y dio los pasos correctos, para poner a disposición de la
Fiscalía la denuncia pertinente, permitiendo de esa manera la atención correcta de este caso.
Agradezco también a la familia afectada, que tuvo el valor de enfrentar este proceso. La
motivación ha sido evitar que otros pasen por lo mismo, motivación que he compartido y comparto
plenamente, y que he guardado en el corazón desde que tuve conocimiento de este hecho.
El Papa nos dice: “Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir
perdón y buscar reparar el daño causado. Mirando hacia el futuro nunca será poco todo lo que se
haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que
no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse”.
Exhorto a que todos nos comprometamos a ser parte de esta cultura de protección de
nuestros menores y de toda persona vulnerable, que nos ayudemos todos a ser esos buenos pastores
que no permiten que nadie perturbe o dañe a los que son de Cristo, sean creyentes o no.
Pido especialmente a los sacerdotes y a los consagrados, respondiendo al mandato de Jesús,
“apacienta mis ovejas” (Juan 21, 15), a obrar con total honestidad, sin temor a que la verdad
resplandezca y la justicia sea honrada, anteponiendo siempre el dolor de las víctimas y posibles
víctimas, a cualquier consideración humana. Invito a seguir cuidando de todos con verdadero
respeto y solidaridad fraterna, y a rezar por las víctimas de abuso.
Que la mano misericordiosa de nuestro Padre Celestial les haga sentir cobijo, que Cristo los
sostenga en su Vida, que el Espíritu Santo los llene de su fortaleza y, que la Virgen de los Milagros
de Caacupé, que visita nuestra Diócesis, los abrace con su ternura sanadora.

+Francisco Javier Pistilli Scorzara. P.Sch.
Obispo

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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