“Entre ustedes ya no hay judío, ni griego, ni esclavos ni libres; ni hombres, ni mujeres”

(Ga 3,28)

En este día especial, recordamos a las valiosas mujeres paraguayas que formidablemente enarbolan la bandera de la patria construyendo una nación fuerte, solidaria, pacífica y con fe en Jesucristo desde los distintos rincones del país.

En el Paraguay más de la mitad de la población está conformada por mujeres y cada una de ellas cumple una misión fundamental en las familias, en los hospitales, en las escuelas, en el laboreo del campo, en las fábricas, en las universidades, en el interior y en los centros urbanos.

Muchas de estas mujeres también son auténticas transmisoras del Evangelio, a través de su labor particular y pastoral.

Las mujeres, junto con los varones, en la convivencia armónica de ambos, son las que forjan la patria en la educación de sus hijos; luchan por el desarrollo de sus niños, adolescentes, y jóvenes para abrirse paso en la vida digna mediante el trabajo diario.

Ante las diversas dificultades experimentadas en nuestra amada patria, es noble insistir en que mayor cantidad de mujeres se vinculen, urgentemente y con un compromiso firme, en las decisiones de las políticas públicas del país. Es el momento de mayor esfuerzo por parte de los sectores competentes, a visualizar las grandes transformaciones que el país espera.

Las mujeres que pugnarán, en esta ocasión, para los distintos cargos políticos de las elecciones nacionales próximas, tanto en el Senado como en la Honorable Cámara de Diputados son una minoría en comparación a los varones. Esa brecha extremadamente desigual debe ser un llamado de atención, considerando la capacidad y las cualidades propias femeninas que tiene la mujer para aportar decisiones de interés nacional, como ejemplo, la familia y la vida.

¡Alentamos a que más niñas accedan a igual condiciones sociales para que las mujeres busquen su auténtica promoción con el apoyo, el respeto, el amor y la colaboración del varón!

Como Iglesia y sociedad promovamos su presencia en los diferentes grupos sociales, culturales, profesionales, políticos y eclesiales.

Ellas deben dar por medio de su trabajo o de su compromiso político, un aporte específicamente femenino y auténticamente cristiano a la sociedad. Exhortamos en particular, a las mujeres católicas a ejercer este compromiso (Carta Pastoral de los Obispos del Paraguay sobre la mujer, n° 22, 1996).

“La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones” (Evangelii Gaudium,103).

Repudiamos y denunciamos todo tipo de violencia hacia las mujeres. No más violencia a las mujeres, niñas, jóvenes o adultas. Que las autoridades públicas y toda la población paraguaya tomemos medidas, no solamente reactivas, sino preventivas para salvaguardar la dignidad de toda mujer.

Reconocemos, Iglesia y sociedad, las falencias y debilidades de nuestra cultura machista. Una nueva educación familiar formará una generación de niñas y niños con las mismas exigencias de la dignidad de toda vida humana, sin ninguna discriminación.

A propósito de la reivindicación de la mujer, la próxima mujer que estará en los altares, por su virtudes humanas, cristianas, de fina sensibilidad femenina y social es la Hermana María Felicia (Guggiari), la Chiquitunga.

Ella interceda por el bienestar de todas las mujeres del Paraguay y que este año bendecido para la Iglesia y el país sea un momento oportuno para que Dios, Nuestro Señor derrame abundantes bendiciones sobre cada uno de nosotros.

¡Feliz día de la mujer paraguaya!

Asunción, 24 de febrero de 2018

 

Secretaría General de la CEP

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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