El Arzobispo metropolitano, Monseñor Edmundo Valenzuela junto con el actual obispo de Ciudad del Este, Monseñor Guillermo Steckling visitaron al ex obispo del Este, Mons. Livieres Plano; en Pilar, Provincia de Buenos Aires, distante unos 50 kilómetros hacia el norte de la Capital.
 
El encuentro se produjo en una sala del Hospital Austral, el 29 de julio: “Nos estaba esperando. Le dimos un abrazo y el saludo de parte de los hermanos obispos. Comenzamos una larga conversación a partir de los comentarios de la visita del Papa Francisco a nuestro país. Él la vio paso a paso por la televisión, comentó que fue apoteósico. Le gustó mucho ver la alegría de la gente y los distintos encuentros con el Papa, felicitó al pueblo por su fe y por su amor al Santo Padre, al igual que los organizadores en general”, relata Valenzuela en su carta.
 
“Monseñor Guillermo le hizo recordar algunos acontecimientos de la Diócesis de Ciudad del Este, le transmitió el saludo de su querida mamá y otros detalles secundarios de la vida eclesial diocesana. Hicimos el comentario de su carta escrita al Papa Francisco y leída a los Obispos. Le hemos felicitado por ese gesto de comunión con la Iglesia. Para todos fue un punto de llegada en la comunión que se había roto y un gesto de misericordia del Santo Padre, enviándole un Rosario que nos mostró y estaba en la cabecera de Monseñor Rogelio”.
 
Livieres, se encuentra internado por un mal que sufre del higado, lo acompañan en el hospital sus hermanos de la comunidad sacerdotal del Opus Dei.
 
Monseñor Edmundo dice que lo ha visto sereno, pacificado y asumiendo su situación de salud con mucha fe y sabiduría al aceptar con paciencia la voluntad de Dios.
 
Monseñor Livieres, cuenta que mientras se recupera invierte su tiempo meditando, leyendo y dedicándose a la oración personal.
 
“Al finalizar rezamos por él y con él. Le di la bendición de María Auxiliadora, Madre de la Iglesia”, cuenta Monseñor Valenzuela.
 
 
El gesto de cercanía y servicio es una enseñanza básica del Papa Francisco quien dejó en claro que “Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo”.
 

 

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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