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De izq a der: Raquel Peralta, Ejecutiva de Pastoral Indígena; Micaela Rojas, Ejecutiva de Pastoral de Juventud; Mons. Adalberto Martínez, Secretario Gral. de la CEP; Luisa Sánchez y Adalberto Battaglia, Ejecutivos de Pastoral Familiar durante la conferencia de prensa de esta mañana

Esta mañana, la Asamblea recibió los informes de las Coordinaciones Pastorales de la CEP, de fin del trienio del mandato, tanto de los obispos responsables como de los secretarios ejecutivos.

Ayer martes, 4 de noviembre, en horas de la mañana se recibió a las autoridades de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” para la presentación de la evaluación global de su gestión, así como informes concretos del año.

En horas de la tarde, se escucharon los informes del Seminario Mayor Nacional y del Instituto Superior de Teología, donde se forman los futuros sacerdotes del Paraguay.

Decisión de la Asamblea sobre sus autoridades

Debido a que en la Conferencia Episcopal Paraguaya estamos en un proceso de transición, porque varios de sus miembros han presentado renuncia canónica por límite de edad, y  cuyas jurisdicciones deberán ser provistas de nuevos obispos, la Asamblea resolvió prolongar el mandato de la actual presidencia de la CEP hasta el mes de noviembre del 2015.

En cuanto a las Coordinaciones Pastorales, se nombrarán obispos responsables y secretarios ejecutivos con un mandato de un año, debiendo ser renovados también en noviembre del 2015.

Análisis de la realidad nacional

El lunes 3 de noviembre, la Asamblea abordó la situación nacional enfatizando sus elementos estructurales, como la evolución demográfica y los desafíos que plantean al Estado en términos de políticas públicas el “bono demográfico” y cientos de miles de jóvenes que ni estudian ni trabajan, denominados también los NINIS. (200.000) Hay una necesidad de mejorar las inversiones sostenidas en infraestructuras, para ofrecer empleabilidad a la población joven, mayores inversiones en educación, para capacitar a los jóvenes y salud.

Así también, se analizó el modelo de producción predominante y su incidencia en un acelerado proceso de urbanización y des ruralización del país, así como su impacto sobre el medio ambiente, en la concentración de la propiedad de la tierra y en las emigraciones forzadas del campo a las periferias urbanas.

En este sentido, los obispos insisten en la necesidad de un decidido empeño de nuestras autoridades de un desarrollo agrario global e integral (reforma agraria), que atienda y fomente la agricultura familiar y el trabajo en cooperativas, que fomente un sistema economía global y solidaria.

Otro aspecto de la realidad nacional que se resaltó es la inequidad estructural, con niveles de pobreza y pobreza extrema que claman también soluciones estructurales, como una reforma tributaria que permita al Estado disponer de los recursos necesarios para invertir en el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la sociedad.

El crecimiento económico, debe traducirse en desarrollo humano haciendo que los beneficios lleguen a todos y, sobre todo, sirva para dignificar la vida de las personas y de las familias más carenciadas.

Se vio asimismo que el estado de corrupción, denunciado ya por los obispos en la carta pastoral “El saneamiento moral de la Nación”, en junio de 1979, está vigente, con el agravante del crecimiento exponencial del narcotráfico, (con terribles consecuencia en la salud pública) que inficiona y coopta a sectores de la política, con sus ramificaciones en los Poderes del Estado y cuyos alcances todavía está por verse. Se reconoce que existen esfuerzos de parte del Gobierno, en la persecución y sanción  a los inescrupulosos mercaderes de estos negocios ilegales.

Pero preocupa a los Obispos, que si hasta ahora la corrupción estaba vinculada sobre todo con la matriz de la cultura política que transversaliza a todos los sectores y actores de la sociedad paraguaya: el patrimonialismo, el prebendarismo y el clientelismo electoral, el tema del narcotráfico y sus consecuencias predeciblemente nefastas le da otra dimensión que no se puede ignorar y que requiere mayores esfuerzos de investigación.

Se reconoce que se están dando algunos pasos importantes como, por ejemplo, la sanción de la Ley de Acceso a la Información pública y sus implicancias en un mayor control por parte de la ciudadanía en el uso de los recursos públicos.

Los obispos ven que la principal contribución de la Iglesia debe ser la educación, en todos sus niveles, educación en valores, dando mayor protagonismo y vitalidad a sus instituciones educativas.

Asunción, 5 de noviembre de 2014

Por CEP

Conferencia Episcopal Paraguaya

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