La Conferencia Episcopal Paraguaya, consciente del excepcional momento que vive la ciudadanía, se dirige a los miembros de la comunidad nacional y, en especial, a cuantos tienen la responsabilidad de establecer formas de convivencia, para manifestar cuanto sigue:

1. Preocupa a los Obispos el anrarecido clima en que se desarrolla, la campaña electoral, por hechos que no condicen con las reiteradas promesas de respeto a la voluntad popular y al cumplimiento de disposiciones legales que lo hagan posible. La incredulidad crece en los ciudadanos. Poco favor hacen a la consolidación democrática algunas afirmaciones y actitudes que ponen, por encima de valores morales y éticos, el afán de permanencia en el poder o de acceso al mismo.

2. Es inadmisible que la participación del pueblo esté condicionada por presiones de toda laya, desde promesas y programas irrealizables, hasta la desenfadada compra de documentos y de voluntades. La participación de todos es un derecho y un deber que merece el respeto auténtico por parte de organismos estatales, partidos políticos, candidatos y dirigentes de las distintas localidades y de todos los sectores.

3. Duele comprobar que la campaña electoral, muchas veces no es un leal ofrecimiento de proyectos que asuman las reales necesidades del pueblo, en un clima de respeto mútuo, de sincera búsqueda del bien común y de plena vigencia de valores morales, por encima de intereses sectarios y de egoísmos de cualquier clase. Las acusaciones y ofensas que se cruzan en nada contribuyen al crecimiento de una civilizada convivencia.

4. Preocupa a los Obispos que se siembren dudas sobre procedimientos y propósitos en esta cuyuntura. La oportunidad que tenemos de afirmar la anhelada democracia no debe ser malograda.

El espíritu de sacrificio de todo el pueblo merece, por parte de los dirigentes, el renunciamiento a interéses personales y la generosidad en la búsqueda del bien común.

5.  Por todo ello, los Obispos del Paraguay exhortamos a la ciudadanía a participar votando en consciencia y libremente por el proyecto que según el propio y maduro parecer, mejor exprese los ideales personales y mejor responda a las necesidades populares. La Iglesia no se identifica con proyecto político alguno y se reitera al servicio de todos.

Exhorta y exige el cumplimiento de la Constitución Nacional y las normas legales justas. Llama, en esta Semana Santa, a la oración para obtener de Dios las luces y energías necesarias para cumplir fielmente nuestros deberes.

Auguramos que la Pascua sea inicio de una convivencia más justa y fraterna, fundada en auténtico valores humanos y cristianos que hagan real la felicidad de cuantos habitan este suelo.

Asunción, 5 de abril de 1993
Por la Presidencia de la CEP.

+ Celso Yegros Estigarribia
Obispo de Carapeguá
Secretario General de la CEP

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