Los oblatos acogen fraternalmente a todos por igual

En la presentación de su libro “100 años de presencia oblata en el Chaco”, el Monseñor Miguel Fritz, obispo nombrado del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, compartió cómo los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, en su país natal, en Alemania, lo acogieron en tiempos donde los católicos eran minoría y a menudo enfrentaba discriminaciones.

Desde muy joven sintió una fuerte identificación con la Iglesia y una vocación clara al servicio: a los 14 años ya guiaba un grupo de niños en su parroquia. Debido a las limitaciones para continuar sus estudios y por recomendación de su padre, que conocía a los Oblatos de María Inmaculada, ingresó a una casa estudiantil oblata, donde terminó el bachillerato.

Al poco tiempo de convivir con los oblatos, se decidió: “Quiero ser oblato”. A los 16 años fue a vivir con ellos, y a los 19 terminó su bachillerato. Ingresó directamente al noviciado.

Fue ordenado sacerdote muy joven, tuvo que esperar a cumplir 26 años. Ejerció primero en Alemania, en una parroquia muy activa con más de 120 monaguillos. Sin embargo, el llamado misionero creció con fuerza al escuchar sobre América Latina, las dictaduras, y la teología de la liberación. Pidió permiso para ir al Paraguay por cinco años. Llegó al país y ya lleva más de 40 años sin volver a Alemania.

En Paraguay, primero trabajó con campesinos en la región oriental, donde aprendió guaraní y participó en una casa de formación vocacional. Desde la visita del Papa Juan Pablo II, se trasladó al Chaco, donde desarrolló gran parte de su misión. Fue elegido provincial y luego consejero general, lo que lo llevó seis años a Roma. Tras un año sabático, en el Sahara, volvió al Chaco.

El Mons. Fritz recordó con gratitud el acompañamiento y humanidad que recibió en su juventud de parte de los oblatos, especialmente durante momentos difíciles, como cuando sufrió discriminación en su adolescencia. Esa cercanía y espíritu de familia, afirma, es algo que ha experimentado en las más de 150 comunidades oblatas.

Fuente: Radio Cáritas UC

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