Mons. Osmar López llama a una fe auténtica y a la construcción de una justicia verdadera en el Paraguay

Durante su homilía en la fiesta de la Virgen de Caacupé, Mons. Osmar López, obispo de San Juan Bautista de las Misiones y Ñeembucú, elevó un mensaje profundo en favor del bien común, destacando la necesidad urgente de una justicia limpia y un compromiso auténtico de los cristianos con los más vulnerables.

El obispo llevó ante la Virgen el saludo de toda su diócesis y compartió las luchas cotidianas de los pueblos de Laureles, Villalbin, Desmochado, Mayor Martínez y tantas comunidades que siguen soñando con caminos de todo tiempo, oportunidades de desarrollo y trabajo digno. Recordó también la situación de los obreros que dependen de obras como la represa de Yacyretá y el sacrificio de miles de familias campesinas que buscan salir adelante.

“Venir a Caacupé es buscar a Dios”

Mons. López subrayó que la peregrinación expresa el profundo deseo de encontrarse con Dios. Sin embargo, advirtió que la devoción no puede quedarse solo en gestos: “Quizás nos falta un paso más: pasar de una religiosidad de ritos a una religiosidad auténtica, que implica una vida justa”.

Inspirado en el profeta Isaías, recordó que el verdadero culto a Dios exige soltar cadenas injustas, liberar a los oprimidos, compartir el pan con el hambriento y no desentenderse del prójimo.

Una fuerte denuncia a la injusticia

El pastor hizo una crítica clara al sistema judicial paraguayo:

“La balanza de Astrea se inclina hacia donde hay dinero y poder. La espada se esconde para decir que no hay pruebas suficientes. Y la venda se saca para observar de quién se trata”, lamentó.

Recordó que la Constitución pensó un equilibrio entre poderes, pero que hoy el Poder Judicial es el más presionado políticamente. Cuando la justicia falla —añadió— “se fortalece la impunidad y crece la idea de que la ley es para los pobres”.

Aun así, alentó a no caer en el desánimo:

“No todo está mal. Hay muchos jueces honestos. Necesitamos conocerlos y respaldarlos”.

Justicia cristiana: fe en acción

Mons. López enfatizó que la Iglesia tiene mucho que aportar a la sociedad si sus fieles se toman en serio el llamado a ser sal y luz del mundo.

La justicia cristiana —explicó— no es solo un acto legal, sino una virtud del alma, una manera de vivir la fe en hechos concretos.

Citó a San Juan Crisóstomo para recordar que Cristo se honra verdaderamente en los pobres:

“No lo honres con lienzos de seda en el templo si al salir lo dejas abandonado en su frío y desnudez”.

Cada gesto —una palabra de aliento, una ayuda desinteresada, un acto de honestidad— es para los cristianos un gesto hecho a Cristo mismo.

“La justicia es un bien común fundamental”

El obispo concluyó invitando a todos los fieles a comprometerse en la construcción de una sociedad más justa y fraterna:

“La justicia es un bien común fundamental. Luchemos por la justicia riendo de nosotros mismos, no sea que predicando a otros nos descalifiquemos a nosotros mismos”.

Oficina de Comunicación y Prensa

Conferencia Episcopal Paraguaya

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